Iglesia de San Miguel
En el corazón mismo de la Villa de Cuzcurrita, y formando parte del conjunto patrimonial de la Plaza Mayor, se encuentra la Iglesia de San Miguel Arcángel, declarada Monumento Nacional desde 1978. Obra barroca del siglo XVIII, fue construida entre 1753 y 1766 con sillares de piedra arenisca extraídos de las canteras de las inmediaciones.
Estamos, sin lugar a dudas, ante el edificio del XVIII más singular y espectacular del conjunto artístico patrimonial riojano. Es completamente innovador en ese siglo encontrar una fachada curva, que sin duda tiene su inspiración en el arquitecto más brillante del siglo XVII, Francesco Borromini y su portada de la iglesia de “San Carlo alle Quattro Fontane” en Roma.
El movimiento y la sinuosidad de la piedra es muy complicada de conseguir, pero gracias a la maestría de los canteros dirigidos por José de Ituño, hoy podemos seguir admirando un juego de tres planos curvos, cóncavos los laterales y convexo el central, enmarcados por cuatro columnas que sostienen un frontón curvilíneo formado por molduras de volutas. De este modo, las superficies cóncavas y convexas consiguen transmitir la sensación de movimiento y dinamismo típicos de la estética barroca que se prolonga en España a lo largo del siglo XVIII.
La Torre de tres cuerpos que corona la iglesia es, sin embargo, de un estilo barroco propio de la zona. De hecho, son claras las similitudes con las torres de la Concatedral de Santa María La Redonda de Logroño, con la de la iglesia de Santa María de Briones, la iglesia de Santo Tomás de Haro o con la catedral de Santo Domingo de la Calzada.
En el interior de la iglesia, la planta es longitudinal, con cabecera, crucero, tres naves y coro alto. Entre los contrafuertes se localizan las capillas comunicadas entre sí. Dos sacristías adosadas en la cabecera terminan de componer el conjunto interior de San Miguel. La antigua, del siglo XVII, obedece a los cánones del primer barroco en La Rioja, mientras que la nueva sacristía fue construida en 1800 y es de estilo neoclásico con planta circular.
Los retablos del interior fueron elaborados por Miguel Antonio de Jáuregui a final del siglo XVIII. Es curioso saber de la existencia de una linterna situada detrás del retablo principal, que permitía la entrada de la luz del exterior, recortando así por contraluz la silueta del santo San Miguel, situado en lo alto del retablo. De esta manera se creaba un efecto óptico de juego de luces, propio del carácter teatral de la liturgia barroca. Desafortunadamente en 1974 se desató un gran incendio en la iglesia que termino con el coro alto, la sillería, el órgano, el presbiterio, el retablo mayor, parte del púlpito y la imagen gótica del siglo XIV de Ntra. Sra. De Tironcillo.
Sí se pudo salvar, gracias a la ayuda prestada por los vecinos de la localidad, el relieve de la Última Cena, obra hispano-flamenca de finales del siglo XV. Una verdadera joya que preside el altar mayor.
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